EL “REDESCUBRIMIENTO” DE UN AUTÉNTICO ANTIBIÓTICO NATURAL POR K. LUND AAGAARD.
Gracias al biólogo danés K. Lund Aagaard, hoy tenemos la oportunidad de beneficiarnos de las virtudes excepcionales del propóleo, una sustancia sorprendente rica en principios activos con propiedades antibióticas naturales.
1955: Un regalo de inestimable valor….
Lund Aagaard, al dejar su cargo de secretario municipal, recibió como regalo de despedida una colmena de sesenta mil abejas. Lo instaló en el jardín de su nueva residencia y dedicó su tiempo libre a estudiar los sorprendentes hábitos de las abejas mientras consultaba trabajos especializados en apicultura.
Dos años después, tenía seis colmenas.
1967: El gran descubrimiento.
El 3 de junio de 1967 K. Lund Aagaard descubrió por intuición las propiedades antibióticas del propóleo. Primero experimentó con ellos en sí mismo: ese día, sufriendo un fuerte dolor de garganta, molió un poco de propóleo que había conservado cuidadosamente hasta convertirlo en polvo y lo diluyó en agua caliente. Hizo gárgaras varias veces, bebió el resto de la bebida sin pensarlo más y se fue a la cama. Al día siguiente, para su sorpresa, el dolor de garganta había desaparecido.
A esto le siguieron otras pruebas realizadas a él mismo y a sus allegados en otros ámbitos de aplicación: los resultados fueron tan espectaculares como siempre.
El misterio del propóleo sale a la luz
Por tanto, fue en 1967 cuando K. Lund Aagaard decidió dedicar todo su tiempo y energía al estudio de la cola resinosa.
Experimentó los efectos del propóleo durante cinco grandes series de pruebas realizadas con cerca de 1.600 escandinavos entre 1967 y 1974. Con el paso de los años, se convirtió en un experto de renombre mundial en la materia. Coordinó la investigación internacional para la estandarización de
preparados con propóleos altamente purificados, mezcló ciertos propóleos bien seleccionados para obtener un nivel máximo de flavonoides.
Toda esta investigación le permitió desarrollar un producto que garantiza un estándar de calidad particularmente alto: la calidad Propolin®.
Lund Aagaard desarrolló de 8 a 10 presentaciones diferentes según el uso que se les vaya a dar y desarrolló las reglas de uso de Propolin® según las diferentes patologías.
Murió en mayo de 1985, después de haber dedicado casi 30 años de su vida a
propóleos. El mundo entero se despidió del “Señor Propóleos”. Un apodo cariñoso que bien se merece este danés